Autor: Mirjam Pressler
Idioma
original: Alemán
País: Alemania
Editorial: Columna Jove
Primera Edición: 2003
Traducción: Anna Gasol,
Ernest Riera i Josep M. Fonalleras
Número
de páginas: 275
Género: Novela Histórica
ISBN: 9788499322971
Sinopsis: “Basado
en hechos reales: Malka Mai narra la conmovedora historia del viaje a pie de
una madre y sus dos hijas cruzando los Cárpatos, desde Polonia hasta Hungría.
Malka enferma y no puede continuar su
viaje andando, por lo que su madre decide dejarla al cuidado de unos campesinos
y que se reúna con ellas ya restablecida, evitando así la dura travesía por las
montañas. Pero las cosas se tuercen y la niña termina recluida en un gueto
donde sobrevivirá por sus medios al hambre, al frío, a las enfermedades y a la
frecuente limpieza étnica de los nazis. Forzada por las circunstancias, Malka
se sorprenderá de su propia capacidad para desarrollar estrategias de
supervivencia, entre las cuales se encuentra el dejar de pensar, incluso en su
propia madre. Lo que Malka no sabe, es que desde Budapest su madre remueve
cielo y tierra para recuperarla.”
Algo que decir: Sant Jordi no me trajo tampoco éste
año un caballero de brillante armadura, pero por suerte sí algo de lectura para
matar el rato mientras Mr Matadragones
no se digna en hacerme una visita… tonterías aparte: sí, éste año con la excusa
de Sant Jordi me he apoderado de algunos libros interesantes y que me apetece
reseñar, así que voy a pasar algunos días ocupándome en el tema literario lo
cual, en realidad, no me parece tampoco mal viendo el auge excesivamente
cinematográfico que está tomando Picnic Series.
Ciñéndonos al tema: Malka Mai. Es una novela más
o menos histórica, más o menos basada en hechos reales: narra las aventuras y
desventuras (desventuras, más bien) de Malka, una niña judía que se ve separada
de su madre durante la huida de Polonia hasta Hungría.
Está basada en la
verdadera historia de Malka Mai, pero sazonada y remendada en muchos puntos
puesto que ella era demasiado pequeña cuando tuvieron lugar todos éstos hechos
como para recordarlos con suficiente detalle.
Me presentaron
ésta novela como una especie de Diario de
Ana Frank; comparación –me parece- inevitable dada la similitud de ambas
obras: edad y sexo de la protagonista, carácter biográfico de la obra, contexto
social e histórico… pero lo cierto es que siendo parecidas, no tienen nada que
ver. Por un lado está lo que ya sabemos, el Diario
de Ana Frank es básicamente eso: un diario, con todo lo que eso implica en
cuanto a la distribución del discurso –primera persona, orden cronológico y
fechado de cada entrada-; mientras que Malka
Mai es una adaptación en forma de novela de la vida de una superviviente al
holocausto, que pasado el horror fue capaz y tuvo oportunidad de contar su
propia historia y dejar que la pluma de Mirjam Pressler la transcribiera y
rellenara los huecos de su memoria. Por otro lado los dos testimonios son
absolutamente distintos: Ana Frank nos hablaba de la reclusión, mientras que
Malka Mai lo hace sobre la huida. Me parece importante constatar estas
diferencias aunque puedan parecer obvias: se trata de dos obras de obligada
lectura a mi parecer, cuyo contenido mucho más allá de calificarse de histórico
debería calibrarse como humano.
Dejando de lado
la temática, la base histórica, biográfica o moral de la obra, Mirjam Pressler
sabe transcribir los hechos de forma que resultan muy fáciles de leer:
“enganchan”, como suele decirse. Con una escritura limpia y desenfadada, un
lenguaje sencillo y un ritmo muy cómodo transporta al lector de la página uno a
la 275 si darse apenas cuenta.
Para
hacer boca (fragmento extraído de una página al azar):
“…
Se
produjo un fuerte trasiego. No cesaban de preguntarle a Malka cómo habían
escapado los dos jóvenes.
-No
lo sé- contestaba desvalida-. Yo estaba durmiendo.
En
ésta ocasión la apaleó de nuevo el mismo hombre del día anterior. Rompió en
llanto y el otro hombre dijo:
-Es
suficiente, si estaba durmiendo, no puede saberlo. Además esto pertenece al
pasado, ese par ya deben estar en las montañas.
Entonces
dejaron de interrogarla. Durante todo el día Malka permaneció sentada en una de
las dos estancias sin que nadie le dirigiera la palabra y sin saber qué
planeaban hacer con ella los alemanes. A través de la ventana veía un árbol, un
haya con las hojas de color rojo oscuro. Un árbol de Lawoczne, pensaba, y como
una ardilla corría por una de sus ramas sacó a Liesel de su bolsillo para
mostrarle la ardilla de Lawoczne.
…”
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